DISQUISICIÓN HISTÓRICA SOBRE EL TATUAJE
(Tomado de Tatuajes y piercing; señales y riesgos a flor de piel Generalitat Valenciana. Conselleria de Sanitat Generalitat Valenciana, 2004)
El body art (arte corporal) o las prácticas emparentadas con el perforado del cuerpo y el tatuaje del mismo, parecen haber tenido comienzo con el origen de la humanidad; cuando el hombre comenzó a considerarse como tal y a querer desmarcarse del animal. Con la conciencia apareció la necesidad de comunicar con su prójimo. Esta comunicación parece haberse materializado bajo la forma de pinturas, dibujos, ornamentos y otras modificaciones corporales, desde antes de la aparición de un lenguaje elaborado. La superficie del cuerpo, virgen al nacimiento, se utilizó pues como soporte de diferentes decoraciones.
Así, las marcas indelebles, impregnaban de sentido y de significados (señales) al hombre, diferenciando el cuerpo humano del cuerpo salvaje y animal.
No es descabellado pensar que el tatuaje prácticamente se remonta pues, a la propia aparición del hombre, sea para distinguirse de los otros, anunciar un espíritu rebelde, valiente y guerrero o para exhibir la clase o grupo social.
Las razones por tanto, pueden ser variadas para el que decide tatuarse una parte de su cuerpo. Las técnicas mientras tanto han evolucionado y se han multiplicado.
Según Lacassagne y Magitot 1, 2 en cuanto al método utilizado para tatuar lo diferenciaban en: por puntura, por escarificación, por cicatriz, por ulceración, por quemadura, subepidérmico, y mixto. Actualmente y conforme las tecnologías avanzan, otros formas se han venido a sumar a estos métodos. Todos, sin embargo tratan en suma de dibujar en la piel introduciendo materias colorantes bajo la epidermis. Todos los métodos a su vez, en mayor o menor medida causan dolor. Por ello, siempre se suele recordar el dicho de que “hay que sufrir para estar bello
o bella”. El tatuaje parece tan antiguo como el hombre mismo. Los primeros vestigios de tatuaje se documentan 5.000 años antes de Cristo 3, en estatuillas funerarias turcas y en tumbas japonesas que servían de acompañamiento a los muertos en su viaje hacia al más allá. En ellas se presentan signos inequívocos de estas prácticas. En aquella época, se otorgaban a los tatuajes propiedades mágicas y religiosas, así como una prueba de coraje frente al dolor y de lealtad al grupo humano o clan, con el que se identificaban y que cada modelo de dibujo caracterizaba.
Así mismo, se han encontrado evidencias en algunas momias egipcias y nubias4, en pueblos como los Escitas en Asia o los Incas en América. Los fenicios así mismo, nos han dejado pruebas acerca de su costumbre de tatuarse en la frente .
El referente más antiguo de tatuajes observable en vestigios de piel, se sitúa hoy en día en la momia descubierta en 1991 dentro de un glaciar alpino. Esta momia llamada Similaun (el cuerpo de un cazador del neolítico que murió congelado hace unos 5300 años en los hielos alpinos), presenta la espalda y una rodilla tatuadas5.
Hasta ese descubrimiento, uno de los ejemplos más antiguos de una persona tatuada era la momia de la sacerdotisa egipcia 'Amunet' adoradora de Hator diosa del amor y la fertilidad. Vivió en Tebas alrededor del 2000 A.C y sus tatuajes eran lineales y simples, con diseños de puntos y rayas, semejante a los restos de Similaun.
Más antiguas son sin duda las estatuillas de bailarinas desnudas de Badari del año 4000 A.C 6. Alguna de ellas con tatuajes geométricos (de líneas en zig-zag símbolo
del agua y de líneas paralelas, símbolo de campo roturado y sembrado). Estas estatuillas, representan el baile que ejercían las sacerdotisas para solicitar a su diosa el envío del agua necesaria para que germinasen las semillas.
Vestigios de estas sacerdotisas son sin duda las funciones que ejercieron y los adornos y tatuajes que mostraban durante los siglos pasados, las Gawazi en Egipto,
así como la posterior evolución de éstas hacia las más actuales bailarinas del vientre.
En un principio, la utilización del tatuaje estuvo vinculado con el pensamiento mágico-religioso y la creencia de la vida ultraterrena. En uno u otro sentido diversos textos sagrados, hacen mención de estas prácticas. De esta forma,
en la Biblia (Lev, 19, 28) se dice: "No sajaréis vuestra carne por la muerte de nadie, ni haréis figuras algunas o marcas sobre vosotros. Yo el Señor". Otras mitologías y cosmogonías, refieren un papel fundamental y de tránsito ritual y trascendente al tatuaje. Así, Seecho, personaje de la mitología tehuelche meridional y de carácter femenino, se ocupa de examinar el tatuaje a aquellos que deben ingresar en el mundo de los muertos 7. Se le llamaba por ello "la que mira el brazo". Su actividad era la de recibir y examinar a los muertos para comprobar la efectiva existencia del shain (tatuaje) en la muñeca del difunto y arrojar al mar a los que carecieran de el.
El tatuaje, también ha sido usado para impresionar y asustar a los enemigos en los campos de batalla 8. Así los griegos acostumbraban a tatuarse serpientes, toros y motivos religiosos. En las antiguas poblaciones británicas y escocesas, el tatuaje como método de intimidación fue utilizado por los guerreros que, al tatuarse la cara y cuerpos en preparación para la guerra, intentaban desmoralizar e infundir temor a los enemigos.
En otras ocasiones el tatuaje se ha utilizado como práctico sistema de comunicación cifrada. En este sentido Herodoto cuenta que Histieo envió a Aristágoras un emisario para decirle que se sublevase contra el rey. Para proteger el mensaje, rapó al cero su cabeza marcándole "con los puntos y letras que le pareció". Esperó a que le creciese el pelo y le envió con el simple recado de que al llegar a Mileto pidiese a Aristágoras que le rapase. Así éste pudo leer el mensaje oculto bajo la melena. El tatuaje de polinesia ha sido el más artístico y de gran antigüedad. Aún hoy se emplea, estando caracterizado por diseños geométricos muy elaborados. Estos dibujos usualmente se trabajan durante toda la vida hasta que llegan a cubrir el cuerpo entero. El tatuaje era y sigue siendo entre estos aborígenes una parte natural y espiritual de su vida, teniendo un profundo significado cultural y social, siendo normal que el respeto hacia una persona se midiera por la cantidad de tatuajes que ostente 9.
Esta función social y política del tatuaje, ya la señalaba Herodoto entre los tracios, respecto a los que aclaraba que el estar marcado era señal de gente noble. Lo contrario era propio de gente vil, baja 10.
El tatuaje en color alcanzó gran desarrollo entre los maoríes de Nueva Zelanda y en el pasado fue una forma popular de adorno en China, India y Japón, así como en numerosos pueblos primitivos de Colombia, Brasil y la región del Gran Chaco (Argentina, Paraguay y Bolivia) 11
Alrededor del 1000 A.C el tatuaje logró la entrada, por medio de las rutas comerciales, a la India, China y Japón. En Japón, el tatuaje tuvo un especial desarrollo, ligado a la señalización de casta, nobleza o grupo social. Aún hoy este significado identitario es empleado por ciertos clanes o carteles dedicados a actividades poco legales (entre otros la Yakuza). El mismo Marco Polo nos indicaba la persistencia de estas prácticas en Oriente. Así en sus escritos refleja que el respeto a una persona se medía por la cantidad de tatuajes que tuviera. El propio Marco Polo, llegó a describir los tatuajes existentes en los habitantes de Laos y Birmania 12
El tatuaje en otras partes se ha usado no como signo de distinción y de integración grupal, sino todo lo contrario, como castigo y marca de segregación social. En la China imperial, por ejemplo, el tatuaje estaba reservado para aquellos que habían cometido crímenes. Situando los tatuajes en las zonas más visibles, servían de aviso y señal de los antecedentes del penado. De esta forma los individuos tatuados eran aislados por la sociedad. Este hecho, en una sociedad como la China de antaño, en donde los individuos estimaban la referencia social (tanto para sí mismos como para sus antecesores ) por encima de otros valores, el tatuaje como señal punitiva, constituía el peor de los castigos.
El imperio romano, empleó también el tatuaje como señal punitiva. Las personas acusadas de sacrilegio y de otras faltas, debían de ser tatuadas. Posteriormente, al extenderse el cristianismo, se abandonó lentamente el tatuaje de esclavos y criminales. Los cristianos han mantenido una relación dispar con el tatuaje. Los primeros cristianos se hacían tatuar en el brazo y la región palmar. Posteriormente, con la consolidación de la Iglesia Católica esta práctica fue desterrada por considerarla sinónimo de idolatría y superstición. La explicación deontológico era clara: si Dios había creado el hombre a su imagen y semejanza, era pecaminoso que el hombre tratara de alterar su imagen. Por eso el emperador Constantino I El Grande, primer emperador cristiano, introductor del cristianismo (edicto de Milán, 312) y fundador de Bizancio, emitió un decreto en contra de la práctica del tatuaje.
A pesar de dicha postura, existen evidencias de que los guerreros de las cruzadas se hacían tatuar crucifijos para asegurar un entierro cristiano en tierras paganas. De la misma manera, los peregrinos que iban a Jerusalén, se hacían tatuar crucifijos para recordar su viaje y como presencia constante de su Fe. Algunos historiadores del siglo XVIII, aseguran que hasta 1688 todos los cristianos que iban a Belén se hacían tatuar en el mismo santuario existente en aquel santo lugar.
La función social del tatuaje ha perdurado a través de los tiempos. Así el Código de las Partidas (Ley XXI, tit. XXI, Partida II) trata de "Que cosas son tenudas los caballeros de guardar" y entre ellas dice que "los señalaban en los brazos diestros con fierros calientes de señal, que ninguno otro ome lo avia de traer si non ellos" 8.
El tatuaje durante la época medieval en Europa constituía un atributo o distintivo nobiliario y por tanto servía de signo de identificación de una clase privilegiada. El surgimiento de los gremios de artesanos alguno de los cuales adoptó esta costumbre, durante la Edad Media y la expansión de los viajes de ultramar, durante el Renacimiento, provocaron la difusión de esta costumbre, incluso en el Nuevo Continente.
Allí en América, numerosas culturas practicaban el tatuaje y el perforado desde muy antiguo. Sin embargo, igual que los chinos, o los romanos con afán de señalización punitiva y al igual que los ganaderos marcaban al ganado con la divisa de su ganadería, en la América española los virreyes y representantes del poder real español, emplearon en ocasiones el tatuaje como símbolo de posesión 13.
Así el “Emperador de las gentes bárbaras” hacía herrar el águila bicéfala de su escudo con hierros candentes en los cuerpos de los indios caribes.
Frecuentemente el tatuaje y el perforado ha sido un signo identitario no sólo de la nobleza, si no más frecuente mente del lumpen. Ya el licenciado Chaves en el s. XVI escribía como "entre los valientes de la cárcel de Sevilla era regla el llevar punzado un corazón de cardenillo en la mano o en el brazo, como letras de esclavo herrado". Sin embargo esto constituía para ellos un signo distintivo entre ellos, emblema de "valentía". Con estas señales pretendían significar su "personalidad", su casta, y nadie más que ellos, los que pertenecían a aquel grupo tenían derecho a marcarse de esa forma.
El termino tatuaje (o tatto en inglés, tatouage en francés, o tätowierung en alemán) muchos investigadores lo hacen derivar de la palabra Ta-tau, que en polinesio significa marca sobre la piel. Otros, identifican dicho origen y lo enfatizan más debido al onomatopéyico sonido de los instrumentos utilizados para el tatuaje. El golpeteo de un hueso contra otro punzante, y éste sobre la piel, ocasionaba el sonido "tau-tau". De una forma u otra, si parece que el vocablo fue introducido en Europa en el siglo XVIII por el explorador ingles James Cook, tras uno de sus viajes
por los Mares del Sur. Banks, artista científico que navegó junto al Capitán Cook, describió en 1769 el proceso del tatuaje de la Polinesia. Los marineros de Cook iniciaron la tradición del tatuaje entre los hombres de mar y extendieron rápidamente esta afición entre los marineros, quienes aprendieron el arte y lo practicaron a bordo 14.
También fueron en el curso de viajes de aquel siglo, cuando se describió el arte Moko entre los maoríes, un doloroso y elaborado proceso que duraba meses y que daba por resultado diseños negros en espiral y a rayas.
El propio Darwin (médico el mismo e hijo y nieto de médicos), analizó de forma científica el uso del tatuaje en grupos humanos de América del Sur y las islas del Pacífico, que como naturalista visitó durante la expedición del Beagle 1831-1836. Describió el tatuaje como medio de señalización sexual. Así nos describe como las taizianas, tobas y guaraníes indicaban, tatuándose con líneas especiales que eran vírgenes o núbiles 15.
La palabra latina que designaba el tatuaje, entronca sin embargo con la actual “estigma”. El significado actual y anterior de dicho vocablo, se refiere no a una señal de integración, sino más bien de todo lo contrario: “herida o señal en el cuerpo”, “mancha o marca afrentosa”, "marca para reconocimiento hecha en la piel de un esclavo o criminal" y "marca de culpabilidad". Bajo este concepto de estigma, se realizaban también los tatuajes y ma cas en la piel que el gobierno fascista de Hitler impulsó para grupos sociales y étnicos que segregó, expulsó y ejecutó 16.
Sin embargo, algunos tatuajes cuyo origen era claramente una marca de segregación, sufrieron en el tiempo un reprocesamiento de significado, convirtiéndose con el tiempo en señales de identificación grupal por parte de ciertos grupos marginales. Del mismo modo que en el siglo XVI el Licenciado Chaves, relataba dichas marcas como señales de identificación de grupos marginados, el Dr.
Salillas en el XVIII, recoge en sus textos una serie de denominaciones utilizadas por los presidiarios para denominar al tatuaje: pincharse, marcarse, grabarse, picadura,
picado, grabar. Recogen sus textos asimismo, otros términos como sema que significa tatuaje y señal de haber estado en presidio. Indica también la denominación que algunas personas del pueblo gitano utilizan para esta práctica: peripenao y asinabao, que tiene el mismo significado de sema17.
Como hemos visto en las culturas anteriores a Roma y entre los pueblos primitivos, tatuarse no tenia nada de transgresivo. Todo lo contrario, el tatuaje, el perforado y
otros métodos del “arte corporal”, era un signo de integración social o de grupo. Otros incluso, partiendo de una situación de marginalidad o exclusión social, expresaban mediante el tatuaje su propia identidad grupal de marginados o excluidos.
Y en esta disquisición histórica sobre el tatuaje, no debe faltar, por su relevancia, el mundo literario. Seleccionando sólo una obra, mencionaremos como la literatura (y
posteriormente el cine), ha dad cuenta de los tatuajes y de la sorpresa que un cuerpo humano tatuado generalmente produce entre muchos de nosotros. Así simplemente a título de ejemplo cabe recordar la descripción que el narrador y protagonista de Moby Dick nos presenta del arponero iroqués, hijo de reyes. Éste, coprotagonista de la obra de Melvilla, presentaba todo su cuerpo tatuado.
Cuerpo que a modo de jeroglífico de un mundo distinto, nos evoca un mundo lleno de misterio, de magia y exotismo, y que sobre el narrador parece ejercer una irresistible atracción, por ser expresión de ecos distantes de culturas que llegan envueltas en la niebla de la humanidad 18.
En el año de la muerte del autor de quien escribió las anteriores líneas, y en Los Estados Unidos de América, Samuel O' Reilly inventó la máquina de tatuar, máquina inspirada en un dispositivo de Thomas Edison.
Por último indicar, y a modo meramente anecdótico, como hubo algunos que incluso intentaron extender el uso del tatuaje a los procedimientos de identificación administrativa.
De esta forma el jurista inglés Bentham sugirió que todo individuo al nacer fuese tatuado con su nombre en el brazo. La idea naturalmente no prosperó 19.
Hoy en día los mecanismos de identificación mediante tarjetas inteligentes, determinaciones genómicas y de ADN, permiten autentificar de forma personal y unívoca a cada ser humano. Es incuestionable que, a pesar de ser todos semejantes, las pequeñas particularidades que cada uno posée, hacen de cada persona un mundo propio e irrepetible y por ello, por sí mismo, lleno de significados
para los otros, sin necesitar para ello más aderezos que su propia personalidad.
DISQUISICIÓN HISTÓRICA SOBRE EL PERFORADO
Los restos paleontológicos sobre el tatuaje, reposan sobre un material (la piel) de más difícil conservación. Sin embargo, numerosos objetos que fueron usados como
herramientas para el perforado corporal o como adornos insertos en dichas perforaciones, han llegado hasta nuestros días.
No obstante hay que tener en cuenta que tanto el tatuaje como el perforado y, en suma, la amplia gama de métodos utilizados para el actualmente denominado arte corporal (o body art), han ido generalmente unidos en el tiempo cuando no, incluso, realizados de manera simultánea y conjunta sobre una misma persona.
Los adornos corporales más antiguos fueron descubiertos en Chad, datando de la época neolítica. Se trata de objetos de piedra, que sirvieron para adornar el labio inferior, traspasándola de parte a parte. Argollas nasales y colgantes en el tabique nasal que datan de la era precolombina han sido encontrados en América del Sur, así como las joyas de oreja de más de 5.000 años pertenecientes a un faraón.
Es en Kenya dónde se reencuentra el pueblo Massaï riquísimo en cuanto a perforaciones y a decoraciones cargadas de símbolismo. Sus orejas son estiradas al máximo, a la imagen de su ganado, y atravesadas por diferentes ornamentos de un diámetro que puede alcanzar varios centímetros.
Reconoceremos así a una mujer casada con los abundantes pendientes de perlas con los que se engalana 20.
Los papúes de Nueva-Guinea centran su decoración en la nariz, que perforan para introducir allí plumas tornasoladas, defensas de jabalí, garras de perro u otro objeto que provenga de animales que pueblan su mitología. Las decoraciones corporales escogidas sirven en este caso no sólo para conferir al individuo las virtudes del animal de las que provienen, sino también para unirse a ellos espiritualmente.
Así el sujeto deseoso de fuerza y de combatividad lucirá una defensa de jabalí a través del septum nasal 21.
En Dayaks, tribu indonesia de Bornéo, es el pene el que se encuentra perforado transversalmente a través del glande, comprendiendo la uretra, y realizándose esta
práctica en la adolescencia 22.
En el bosque primitivo amazónico muchas tribus lucen orgullosamente sus decoraciones corporales. En este caso también hacen las veces de código, catalogando cada tipo, el grupo al que pertenece cada individuo.
También los Kayapos perforan las orejas de los recién nacidos en los días siguientes el parto, lo mismo que el labio inferior de los niños. Los orificios son ensanchados con la ayuda de clavijas o cuñas de diámetro creciente a lo largo de la infancia. En el ceremonial de los "niños muy bellos", los niños de las tribus, disfrazados con sus
adornos entran a un nuevo grupo de edad y adquieren identidad de adultos en el seno del grupo 23.
Estas decoraciones corporales, estremecieron antaño a los primeros colonos. Sin embargo juegan una importante función social. Traducen de hecho la jerarquía compleja de una sociedad estratificado según el clan, la familia y el grupo de edad. Por ejemplo solo el jefe Kayapo tendrá el derecho de llevar un adorno labial de cuarzo en el momento de ceremonias particulares, diferenciándole de sus congéneres de grupo. Se trata de otorgar una identidad al sujeto en su medio ambiente y de jerarquizarlo.
Desde una perspectiva geográfica y antropológica, se puede comprobar que culturas diferentes, lejanas entre si, y algunas incomunicadas del resto del mundo, han desarrollado prácticas del perforado corporal y con modos y ritos semejantes.
Cabe señalar como en común con otras muchas culturas, los esquimales de Alaska desarrollaron de modo particular la técnica de los labrets (orificios practicados entre el mentón y el labio inferior), posteriormente agrandados.
Los labrets señalaban simplemente el momento de la transición al mundo adulto y en particular para un muchacho significaba convertirse en un cazador. Los hombres
adornaban en ocasiones sus orejas y narices con colgantes de hueso, concha o vidrio 24.
En África, aparte de los Masai antes comentados, los Cursi conservan actualmente el uso de los platillos labiales. Los Kanure se aplican una especie de doble tapón en los lóbulos de las orejas y decoran sus mejillas con escarificaciones.
Los guerreros Potok llevan en el tabique nasal una hoja de árbol, utilizan disco labial y cicatrices en la espalda 25.
En la India es muy común, sobre todo en las mujeres, agujerearse narices, tabique nasal y orejas, para adornarlas con colgantes de oro. Existen también ritos practicados por los Sadku (santones hindúes), en los que a través de experiencias extremas, se realizan deformaciones permanentes y mortificaciones de la carne. Con esas prácticas intentan obtener el éxtasis mental 26.
En Oceanía, las jóvenes mujeres de Nueva Guinea se atraviesan el tabique nasal y las aletas de la nariz con una larga espina de pez. Los hombres llevan, en cambio,
dientes de pez en el tabique nasal 19.
En Norteamérica, para los Tinglis la boca tenia un significado espiritual. El uso del piercing marcaba, en las mujeres, la transición de la pubertad a la madurez sexual. En algunas tribus Sioux, para convertirse en guerreros, los jóvenes debían superar una prueba que consistía en perforarse el pecho con garfios, colgándose con cuerdas a un árbol hasta lacerar la piel 27.
En América Central, los antiguos mayas rendían un gran culto a la belleza. Mediante unas mascaras de madera iban deformando la cabeza de los niños para conseguir un perfil perfecto para sus cánones de belleza. Los tatuajes señalaban el rango y la ocupación. Practicaban el perforado en labios, nariz y orejas, insertando las joyas mas caras que podían permitirse 28.
En América Del Sur, los indios Cashinawa se perforan la nariz para insertarse plumas de colores que indicaban su rango. Los indios Carafa se escarifican una mejilla y perforan su labio con una fina caña de bambú. En Brasil, los Chavantes se adornan con pendientes de madera, con cuerdas enrolladas alrededor de muñecas, tobillos y cuello y con un cono amarillo que cuelga de su pene.
Muchos nos preguntamos el porqué de todas estas transformaciones o el sentido que tienen para el que lo practica. Según Schilder29, el hombre trata por medios objetivos de modificar la imagen de su cuerpo. Estas metamorfosis o transformaciones serían en si mismas fuente de placer, en virtud de un juego permanente de extensión y de retracción del cuerpo, que nos permite triunfar sobre
nuestros límites corporales y al mismo tiempo dominar los cambios que pudieran amenazar a nuestro cuerpo. Otros autores como Argyle30 pensaban que la modificación voluntaria del aspecto físico debe considerarse como una forma de expresión no verbal, que sirve como vehículo de diversas informaciones de uno mismo. Éstas constituyen un grupo de señales que indican el grupo al que uno pertenece, la edad, el sexo, el estatus y el rol social, así como la personalidad del que las emite. Ese cuerpo "público", de algún modo destinado a las miradas de los demás, probablemente será un indicador de los sentimientos que el individuo experimenta respecto a su cuerpo y a sí mimo, y también un reflejo de los sentimientos e imágenes que desea suscitar en los demás.
En el siglo XX se ha llevado a cabo una constante manipulación de nuestra apariencia. Lo que distingue a nuestra época de las anteriores, ya no es tanto la diversidad de las intervenciones practicadas en el cuerpo, sino la finalidad.
La mayoría de las veces la pulsión ha sido de índole estética: una presentación, o representación, de uno mismo/a atractiva, agradable para los demás, algo altamente recompensado actualmente. Del mismo modo, un aspecto poco agraciado puede ser tan castigado en nuestra sociedad. Por ello, las metamorfosis corporales actuales están dedicadas casi exclusivamente al embellecimiento 31.
Hoy en día se siguen practicando y parece haber un creciente aumento de modificaciones como el body piercing, los tatuajes, cutting, branding, implantes y -cómo no- la cirugía estética. Muchas de estas modificaciones autoplásticas no son algo nuevo, sino que son intrínsecas a la naturaleza humana 32. El hombre es la única criatura del planeta que decide manipular su propia apariencia y además,
tiene capacidad de control sobre esas transformaciones 33. El hecho de que podamos modificar voluntariamente nuestro cuerpo es, según recientes descubrimientos en los campos de la etología y la antropología, el rasgo principal que nos diferencia de los otros animales.
Este rasgo, que ya se aprecia en el hombre primitivo y trata en suma de separarse y distanciarse de su “animalidad”. Sin embargo, lo que nunca parece realizar un animal (un león, un ciervo, un chimpancé o un ganso), sería algo que el hombre si hace: procurarse dolor y riesgo por el mero hecho de diferenciarse de las otras criaturas. ¿Es ese quizá nuestro sino y nuestro signo distintivo del resto? ¿O es simplemente la esencia de nuestro pecado original?
REAPARICIÓN ACTUAL DEL TATUAJE Y DEL PIERCING
La moda actual del piercing o la actual reaparición del tatuaje, ha seguido la regla imperante según la cual la mayoría de las novedades nacen o renacen en los Estados Unidos de Norteamérica. En la costa oeste americana y durante los años setenta , la versión actual de estas formas de modificación corporal vieron la luz. Algunos asignan a un tal Doug Malloy, originario de Seattle, como el pionero en materia de democratización de esta práctica, haciéndola salir del círculo muy cerrado de los sadomasoquistas.
El mismo fundó en 1975 en Los Angeles la primera tienda especializada de piercing y joyas íntimas. Obtuvo un relativo éxito, y abrió otras numerosas sucursales en ciudades como Nueva York, San Francisco y el mismo París en 1995.
En 1979, otro lider del body-art, el californiano Fakir Musafar 34. Se autobautizó con el nombre de primitivo moderno. Hoy con más de 70 años, sigue ejecutando todo tipo de performances sobre su cuerpo. Entre ellos suspenderse de un árbol mediante garfios anclados en su piel. Fue el editorialista entre 1992 y el 1999 de la publicación « BODY PLAY magazine », revista consagrada a las modificaciones corporales, generalmente cruentas. Hacia finales de los 80, la aparición del libro “primitivos modernos”, que trata de las modificaciones corporales tanto en la actualidad como en el pasado, sirvió de gran divulgador de este movimiento entre muy diverso público que todavía era desconocedor del fenómeno.
Privado de conocimientos o calificaciones en materia de saber médico, un puñado de neófitos de la aguja admiradores de Doug Malloy acometieron la venta de instrumentos médicos adaptados al ejercicio del perforado. Este grupo inicial, organizó clases, explicando a los futuros perforadores las bases de esta práctica y distribuyendo vídeos demostrativos por los diversos continentes. Es tos pioneros de un nuevo tipo de práctica comercial, declaraban compartir la misma fascinación que los pueblos primitivos tenían en sus ritos ancestrales. La diferencia de este grupo era que, según sus declaraciones, pretendían añadir una dimensión limpia propia de nuestras sociedades modernas: la asepsia. De alguna forma y según sus promotores (que se han autodenominado en ocasiones como “nuevos salvajes”), las formas actuales de perforado tratarían en cierto modo de realizar una práctica
tribal y salvaje en un entorno quirúrgico moderno y estéril.
El uso de autoclaves, guantes, instrumentos y locales totalmente esterilizados -como los de un centro sanitario al uso- se hace obligatorio en una sociedad donde llevar anillos en la cara, labios, nariz, cejas, lengua, pezones, ombligo, orejas, e incluso genitales se está convirtiendo en el signo de identidad para ciertos grupos sociales. En EEUU, Gauntlet International 35 se declara como entidad que vela por la salud de los que quieren anillarse. Esta organización es para muchos perforadores, la entidad- empresa más antigua para las prácticas renovadas de perforación, y la más reconocida y prestigiosa del mundo. Su fundación se debe a Jim Ward, en Los Angeles en 1975.
Estudios para hacer piercing, venta de joyas, instrumentos y material para anillar, seminarios impartidos por todo el mundo para enseñar esta técnica, vídeos con instrucciones y la revista “Piercing Fans International Quaterly” (PFIQ) es lo que ofrece Gauntlet, que además predica haber iniciado una campaña internacional para acabar con los malos anilladores.
Michaela Grey fue la directora de los seminarios y codirectora de la revista PFIQ. Grey es una maestra perforadora, término que designa a una persona con muchos
años de experiencia, que conoce esta técnica a la perfección, y que es reconocida dentro de esta industria como un líder. Un maestro perforador debe saber cómo atender al cliente, cómo realizar el anillado de forma segura y aséptica, qué materiales utilizar, qué tipo de adornos van bien en una zona u otra, qué cuidados requiere el cliente después del perforado, cómo resolver o derivar los problemas
que aparezcan, etcétera.
Desde esta entidad-empresa, se organizan seminarios y cursos. En ellos los futuros perforadores suelen pagar cantidades en torno a 13.000 euros o superiores por unos cuatro días de clase. El negocio, pues, desde la óptica de empresa se extienda ya no sólo al ejercicio de la perforación, sino también al adiestramiento de nuevos perforadores.
Actualemente esta pionera, se dedica a otros negocios relacionados con la estética y el “glamour” 36.
En EEUU, existe así mismo una Asociación de Anilladotes Profesionales (“Association of Professional Piercers”, APP) Según esta asociación estadounidense: "Nosotros pretendemos que las personas interesadas asistan primero a un seminario para aprender a anillar y después pasen por lo menos uno o dos años trabajando como aprendices junto a un profesional reconocido". Uno de los directivos de esta asociación (Grey), recalcaba en una entrevista: "Yo tengo un dicho: cuanto menos se sabe de piercing, más fácil es. Y esto es lo que ocurre con esa gente que perfora en los mercadillos, algo que desgraciadamente es muy común y muy peligroso porque pueden estar extendiendo enfermedades y causando daños muy graves en el cuerpo de la gente".
Otra diferencia con relación a las tribus (cuya intención primera con las perforaciones era la de rito iniciático de integración al grupo), es que estos " nuevos salvajes " lo hacen en el sentido opuesto de particularizarse y autoexcluirse.
Esto es, algunos “teóricos” de estas posturas preconizan el perforado como una señal de situarse al margen de la sociedad. El rito ancestral de inclusión, súbitamente se transforma en rito de exclusión para individuos que consideran que la sola manera de escapar del conformismo ambiente consiste en individualizar su cuerpo. Lo que podría para algunos parecerse a un martirio del cuerpo está considerado por estos practicantes de los tiempos modernos, como un embellecimiento, una sublimación, un enriquecimiento de éste. Se transforma así estos detalles físicos en una señal de aspiración hacia una utopía de una mejor vida.
Los clientes de los primeros salones renovados de piercing y tatuaje fueron, diferentemente a la situación actual, círculos relativamente marginales como el grunges, los góticos, los skins, los herederos del punk y los adeptos del sadomasoquismo. Estos dos últimos grupos tuvieron y tienen un papel innegable en cuanto a la popularidad del perforado y la consideración social que el mismo tiene.
El movimiento punk, acostumbró la sensibilidad de la población general a la idea de tribalismo y a la idea de perforación cutánea. El mundo del sadomasoquismo mientras tanto, ya integraba el piercing en sus rituales, tomando entonces su dimensión sexual y haciéndose un protagonista separado por diferentes usos y costumbres 37.
El Body-piercing conoció un segundo soplo en los años noventa sacando provecho de cierta fascinación de algunas facetas concretas de la moda y de la actividad artística. En alguno de estos ámbitos se asignó repentinamente al sadomasoquismo cierta dosis de elegancia vendible al público en general. Los iniciadores de estas líneas, entre otros, fueron Gaultier y Vivianne Westwood que se apoderaron
de esta nueva imagen controvertida para sazonar con guindilla sus colecciones. Este hecho que creó un cierto alboroto popular en sus inicios, parece haberse aprovechado por las líneas más ortodoxas de la moda. Así los maniquíes, reticentes a la idea de hacerse perforar o tatuar, han optado en muchas ocasiones por adornarse en las pasarelas con piercings imantados o con tintes temporales.
BIBLIOGRAFIA
1 Lacassagne, J.; Le Tatouage, Paris 1881.
2 La philosophie pénale (1890). Paris: Éditions Cujas, 1972
3 Mellaart, James, "Excavations at Çatal Hüyük, 1961, 1962, 2953, 1964, 1965, 1966: British Institute of Archaeology, Ankara.
4 Alvrus A, Wright D, Merbs C F. Examination of Tattoos on Mummified Tissue using Infra-red Reflectography. Journal of Archaeological Science (2001) 28, 395–400
5 Spindler, K. (1994). The Man in the Ice. New York: Harmony Books
6 Martín-Cano Abreu, F. B. ; 2001 Ritos en el Egipto prehistórico. ODISEO: Rumbo al Pasado.Año I, Nº 2, Málaga
7 Alfredo Prieto Iglesias. Arte Primitivo (3ª parte); IMPACTOS, 30. 1992
8 Jones, C.P.: 2000. Stigma and Tattoo. Caplan, J. (Ed.), Written on the Body. The Tattoo in European and American History.
9 Jiménez I., Contreras F.: Enigmas Del Hombre Y Del Universo; Octubre 1998
10 El Tatuaje y su evolución histórica, Dr. Rafael Salillas y Panzano. Madrid 1908. En " Rafael Salillas: Medio siglo de Antropología criminal española" de Andrés Galera Gómez; Llul 1986
11 Martín A. Cagliani: Departamento de Antropología Arqueológica e Historia: Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
en http://webs.sinectis.com.ar/mcagliani/htatuaje.htm (diciembre 2003)
12 Boletin Antropológico nº 49 (mayo-agosto) del Centro de Investigaciones etonológicas. Universidad de los Andes
13 Fernando Alvarez-Uría, Tatuajes: en Panacea, Revista de la historia de la terapeutica y ciencias afines. Nº 4, abril 2002, ISSN 1557-6891: Departamento de Sociología, Universidad Complutense de Madrid
14 Torres Santo Domingo, M. Los viajes del capitán Cook en el siglo XVIII. Una revisión bibliográfica. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 441, 20 de abril de 2003.
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7. En los procedimientos de piercing, los elementos utilizados como